Soy una mujer de 35 años, joven y sana. A todas las preguntas que suelen hacer los médicos para conocer tu historial suelo contestar que no: no soy alérgica a nada, no tengo ninguna cirugía, no tomo ninguna medicación actualmente, no tengo ninguna enfermad crónica, no tengo problemas de asma, ni de corazón, ni diabetes. No fumo. No he tenido hijos ni abortos.

Y sin embargo, mi relación con mi propio cuerpo siempre ha sido algo problemática. No desde el punto de vista estético, sino por mi percepción de él como algo frágil y vulnerable. La pandemia no ha hecho más que añadir leña al fuego para muchos hipocondriacos, y ha convertido los cuerpos ajenos y las relaciones sociales en una fuente de peligro.

El reto de esta obra es explorar el miedo al sufrimiento y a la muerte desde el juego y el humor, con un lenguaje sencillo y ligero, dando lugar a una obra vitalista y optimista. Al fin y al cabo, el miedo no es más que la otra cara de la moneda del deseo de vida y de disfrute.

Con este proyecto nos adentramos en la aventura de pensar el cuerpo desde el cuerpo, de reírnos de nuestros miedos, y por el camino, quizás aceptar un poco más nuestra condición vulnerable y mortal.

El resultado: una obra a caballo entre la performance y el teatro de texto, un homenaje al teatro como el lugar de encuentro de los cuerpos, en el que a cada encuentro Caléndula cobra nuevos sentidos.

Laura Mihon, autora i directora